La Mansión Del Terror

Pues nada amigos, haciendo la inspección diaria de blogs y como después de las vacaciones he tenido que ponerme al dia, he encontrado una entrada en el blog del Señor Felipe Gomez Ullate que me ha llamado la atencion e indignado a partes iguales.

Me puse a escribir un comentario, pero como me estaba quedando muy largo al final he decidido hacer una entrada con él. Para saber de que cojones va, entrad aqui y leer que tipo de calaña hay por el mundo...Esta es...

LA RESPUESTA

Pero cuanto desgraciado hijo de puta que hay suelto...que manera de joder la vida a la gente, que panda de tontos de baba...que puta rabia joder...que puto asco de gente...como se puede ser tan subnormal, no lo entiendo...
A saber lo que harán esas personas en sus vidas privadas, seguro que están tol día pelándosela pensando en monjas empaladas o jodiendo a la gente con su frigidez...esa es la peor gente, la que ve el problema donde no lo hay...esa es la peor gente...

Una vez fui a las ferias con Michelangelo (probablemente la tortuga mas liberal de sus hermanos) y haciendo cola pa subir en "La Mansión" me dijo: " Te has fijao en los dibujos, son un poco Violentos ¿no?, ahí con las pavas en tetas masacradas y tal..." Yo le respondí :” Tío todo esta en tu mente, tu ves esa violencia, porque tu eres de por si violento, yo solo veo tetas y la sensación de que me voy a meter en un comic de Creepy, te doy un consejo...Fíjate en esas pedazo de tetas, fíjate en esos pedazo de pezones...intenta imaginar como tendrán el coño...como te gustaría comérselo..."Michael me miro con cara de no entenderlo mucho, dejamos de hablar y seguimos haciendo cola...
Michelangelo seguía nervioso, me daba la impresión de que los dibujos le perturbaban bastante y no paraba de darme codazos indicándome que me fijara en el tío que estaba detrás de nosotros. Un tío bastante vetusto, con un traje como de época, con un bigote fino y cuidado, delgadito y el pelo rizado grasoso, un personaje bastante inquietante que daba la sensación que se iba a romper en mil pedazos...
Seguimos haciendo cola, en cuanto parara la atracción nos tocaba a nosotros, mi amigo la tortuga se reía nervioso mientras miraba hacia los dibujos y al tiparraco de atrás...
El hombre que estaba en la entrada, quitó la cadena e indicó que ya podíamos pasar, pasaron un par de parejas que teníamos delante, pasé yo primero y cuando le tocaba pasar a Michelangelo le pararon...

- No puedes pasar...
- ¿Como que no puedo pasar?- increpó Michelangelo sorprendido
- Llevas un Nunchako...
- Ya bueno, pero no voy a atacar a nadie, es mas que nada para defenderme
- Lo siento, pero con esa puta mierda no pasas...

Michelangelo se mosqueo y le metió un nunchankazo en la boca al tío, el hombre se llevo las manos a la boca y acto seguido rompió una botella de vino y se puso en posición de ataque.
Yo estaba flipando, solo quería montarme en la atracción y pasármelo de puta madre y ahora estaba allí, mirando a los dos y sabiendo que nada ni nadie podría remediar una masacre de cojones...

Cuando de repente... cuando la cosa ya no podía estar peor, mientras Michelangelo estaba haciendo girar su nunchako para darle el golpe de gracia al pobre hombre...
Una persona de la cola gritó, la gente le hizo hueco, era aquel hombre que estaba detrás nuestro, antes no me había fijado muy bien en su cara, pero cuando se abrió y pasó entre la multitud le reconocí, si señores, era él, no podía creérmelo y lo que mas me atrajo fue la idea de que a el también le gustaba “La Mansión”...
El hombre vetusto se puso en medio de los dos, jugándose que le midieran el lomo y acto seguido miró fijamente a los ojos almendrados de Michelangelo y con la mano izquierda y en un movimiento rapidísimo le quitó los nunchakos, los cerró, se los acercó al pecho y le dijo: “ Y tu hablabas de dibujos violentos...Violento eres tu...”
Las atracciones se pararon, el sonido de las tómbolas cesó, ya no sonaba Camela en los coches de choque, todo quedó en silencio.
Miré al cielo y una gota me cayó, y luego otra y otra, empezó a llover fuerte. La gente no se movía, todos estábamos estupefactos, solo se oían las gotas de lluvia golpeando fuertemente con el grijillo y como algunas luces de las atracciones se apagaban intermitentemente debido al contacto del agua con la electricidad. No se si la lluvia duró un minuto o veinte, pero dio la sensación de que el tiempo se parara.
La lluvia cesó y al mismo tiempo, la música de la feria volvió a sonar, las atracciones volvieron a funcionar y la gente comenzó a reaccionar como si no hubiera pasado nada.
Yo me dirigí hacia Michelangelo y le dije que era mejor, que nos marcháramos, que cogieramos un autobús.
Y ahí estábamos los dos, sentados en la parte trasera del autobús en dirección a la calle Castilla. Michelangelo estaba metido dentro del caparazón, se sentía humillado, sabía que era la primera batalla que había perdido en su anfibia vida.
En todo el camino no hablamos...yo miraba hacia los semáforos y a la gente que pasaba...Jamás me podré quitar de la cabeza los huevos que le echò aquella noche Gustavo Adolfo Bécquer.